08 May Subida al Mulhacén
Dentro del Parque Nacional de Sierra Nevada se encuentra el Mulhacén. Con sus 3.482 metros de altura, es el techo de la península. Hace uno años ya subí al segundo pico más alto del Sierra Nevada, el Veleta, así que esta vez me plantee un nuevo reto con la subida al Mulhacén.
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Elección de la ruta
Para conseguir mi objetivo, lo primero que tenía que hacer era decidir desde dónde empezaría mi ruta. Me había estado informando en diferentes foros de montañismo y viendo las rutas que la gente va publicando en aplicaciones como wikiloc, y había varias alternativas. Estaba la opción de subir desde la parte de Pradollano, que es donde se encuentra la estación de esquí de Sierra Nevada. Y por otro lado estaba la opción de hacerlo desde la zona de la Alpujarra, que fue la que elegí.
Y aquí nuevamente tenemos varias alternativas de subida al Mulhacén:
Lo podemos hacer desde Trevélez, que además nos da la posibilidad de que nos suban en autobús hasta el denominado Mirador de Trevélez. Es una muy buena alternativa, ya que nos ahorramos bastante tiempo de subida a pie y nos gastamos nada de energía. Lamentablemente por protocolo Covid, cuando hice la ruta, este servicio no estaba operativo.
Otra posibilidad es hacerlo desde Capileira. Si nos decantamos por esta opción será necesario hacer la ruta en dos días, por lo que tendremos que hacer noche en el Refugio Poqueira (es necesario hacer reserva con antelación).
Finalmente, la tercera opción, que fue la que elegí, es ir con vehículo propio hasta el aparcamiento Hoya del Portillo, y desde allí comenzar la ruta.
Preparativos para la ruta
Una parte fundamental antes de hacer una ruta larga de senderismo son los preparativos. Además comentar, que para los que sean novatos en este tipo de travesías, es recomendable llevar planificada la ruta y haber investigado un poco previamente, ya que aunque los caminos y senderos están bien señalizadas, la posibilidad de perdernos sería muy baja.
Aquí nos tenemos que asegurar de que llevamos todo lo necesario para nuestra aventura, y además ser previsores ante los imprevistos que nos puedan ocurrir, y más aún cuando se trata de una ruta es de alta montaña y a más de 3.000 metros.
- Utilizar calzado adecuado al terreno, y procurar no estrenarlo en esta ruta
- Usar prendas ligeras y adecuadas para la marcha, que nos faciliten el caminar
- En verano es imprescindible llevar gorra que nos proteja del sol
- Tener siempre a mano protección solar. Hay que tener en cuenta que a esa altura el sol afecta más a nuestra piel
- Llevar suficientes líquidos para hidratarnos. Vamos a hacer un gran esfuerzo físico, por lo que necesitaremos ir reponiendo los líquidos que vamos perdiendo
- Llevar alimentos que nos aporten energía, como barritas energéticas o frutos secos
- Nos puede venir bien echar en nuestra mochila alguna prenda de abrigo. A veces el tiempo es muy cambiante (es lo que me pasó a mi)
- Llevar el móvil con batería completa, y si puedes llevar un cargador de móvil portátil, mejor que mejor
- Y ya de mi cosecha, unos cascos para escuchar música en algún momento pueden venir bien
Comienzo de mi Subida al Mulhacén
Como ya comenté en el punto uno, el punto de partida que elegí para esta ruta era el aparcamiento de Hoya del Portillo. Una vez que dejas el vehículo… ¡empieza lo bueno!
Lo primera parte del recorrido discurrirá por un pinar que nos llevará hasta el mirador de Puerto Molina. Una vez allí podemos ir por el camino de la derecha, que nos llevaría hasta el Mirador de Trevélez o continuar recto. Conforme vamos caminando, los árboles van desapareciendo del paisaje y poco a poco al fondo se van divisando las siluetas del Veleta y el Mulhacén.
Pero la intención de esta escapada era subir al pico más alto de la península, al Mulhacén (3.482 metros), ruta de dificultad media y llena de contrastes. Empezamos la ruta atravesando un pinar, para poco a poco ir pasando a un paisaje de alta montaña, prácticamente lunar, con muy poca vegetación, pero eso sí, con la compañía de alguna que otra cabra montesa. Es recomendable ponernos en ruta temprano, para evitar las horas más calurosas cuando estemos en la parte de la ascensión que más esfuerzo físico requiera.
Cambio de paisaje
Continúa mi ruta siguiendo las indicaciones que me dirigen al Refugio Poqueira. Por ahora la pendiente no es pronunciada y se hace bastante llevadera, aunque si miramos hacia atrás, sí se nota el desnivel que vamos subiendo.
Podemos observar que conforme vamos subiendo, el paisaje cambia. Ya no vemos árboles a nuestro alrededor, y la única vegetación que hay son pequeños arbustos. De vez en cuando voy haciendo alguna parada para beber o hacer alguna foto, cosa que mis piernas agradecen.
Seguiremos la marcha hasta llegar al Alto del Chorrillo, donde si giramos a la izquierda comenzaremos una bajada pronunciada que nos llevaría hasta el Refugio Poqueira.
Era el momento perfecto para una parada un poco más larga y poder reponer fuerzas, ya que me quedaba por delante lo más duro de la jornada. Mientras descansaba un poco, miraba al cielo y empezaba a ver cosas que no me gustaban. Antes de salir había consultado la previsión del tiempo, y nada parecía indicar el cambio que se estaba produciendo. Se levantó un fuerte viento y el cielo empezaba a encapotarse, así que me puse nuevamente en marcha para que no me pillase el mal tiempo.
Difícil decisión
Continué mi ascensión camino del Mulhacén II, pico de 3.360 metros y que se encuentra antes del Mulhacén. El tiempo iba empeorando, con rachas de viento muy fuerte. Aunque el cielo indicara otra cosa, de vez en cuando caían algunas gotas. Pero lo peor era que poco a poco se iban metiendo las nubes en la montaña, cosa que sí puede resultar peligrosa para aficionados como yo, ya que se reduce la visibilidad y podemos llegar a perdernos.
Llevaba ya unas 5 horas de ruta y me crucé con un grupo de senderistas que bajaban de la cumbre. Me comentaron que aún me quedaba hora y media aproximadamente para hacer cumbre, y que era el tramo más duro. Pero eso no fue lo peor. La mala noticia es que arriba ya estaban las nubes metidas y lloviendo en algunos momentos.
Así que ante este nuevo panorama tenía que tomar una decisión: o seguir la subida al Mulhacén o dejarlo para otra ocasión. Si continuaba tendría que ir más rápido, y lo que me quedaba por delante era el tramo mas duro. El mojarse por la lluvia no era un gran problema, lo malo era que al meterse las nubes en la montaña, la visibilidad disminuye bastante y corría el riesgo de perderme.
Por tanto decidí parar y volver a mi punto de partida con tranquilidad y disfrutando del paisaje. Ya volvería a intentarlo en otra ocasión, el Mulhacén siempre va a estar ahí. Creo que acerté en mi decisión.
Fui descendiendo poco a poco, disfrutando del paisaje y escuchando música (ahora me vinieron de maravilla los cascos que eché en la mochila). Después de poco más de 7 horas llegué nuevamente al aparcamiento de Hoya del Portillo, un poco frustrado por no haber conseguido mi objetivo, pero muy contento del gran día que había pasado y la experiencia que había vivido. Este verano volveré a intentarlo, y espero que esta vez que nubes me dejen conseguirlo.
La recompensa
Tras una dura jornada de caminatas por la montaña, ahora tocaba descansar y relajarse. Al final la ruta tuvo una duración de una 7 horas y media y recorrí una distancia total de 24.8 kilómetros. La pena fue no haber podido hacer cumbre, pero estoy seguro que este verano sí lo conseguiré.
Elegí alojarme en Capileira, típico pueblo de la Alpujarra granadino. Por suerte mi hotel tenía piscina, así que lo mejor que podía hacer era darme un baño para relajar mis cansadas piernas, y disfrutar del las vistas que tenía desde el hotel. Así pasé la última parte de la tarde, leyendo en la tumbona y refrescándome en la piscina. Era la gran Recompensa.
A última hora de la tarde tocaba dar un paseo por el pueblo, admirar sus pintorescas calles y casas blancas, con sus características chimeneas. También aproveché los últimos rayos del sol para contemplar el paisaje desde los miradores que hay en el pueblo.
Ahora tocaba cenar, así que fui a un restaurante que me habían recomendado unos amigos que habían estado allí hace una semana: El corral del castaño donde tienen una buena oferta de cocina tradicional alpujarreña. Totalmente recomendable.
Y hasta aquí mi aventura de «intento» de subida al Mulhacén. Fue una gran experiencia que, si las condiciones sanitarias lo permiten, repetiré este verano. Espero que este artículo os sirva de ayuda si decidís hacer esta ruta.
Y recuerda, si quieres preguntarme algo, hacerme alguna sugerencia, o que te planifique tu próximo viaje, escapada o vacaciones, no lo dudes y… ¡¡contacta conmigo!!
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